Lo casi nunca visto

Podríamos analizar tácticamente lo acontecido ayer. Podríamos resumir lo injusto de la victoria en las pocas ocasiones de las que gozó el Real Zaragoza. Podríamos hablar de la inoperancia de ambos equipos a la hora de crear un juego medianamente aceptable.

Pero si ayer hubo un protagonista en el Municipal ese, o más bien esa, fue la AFICIÓN. De un plumazo se acabó con aquellos que defienden la postura de que la del Zaragoza, o la de Aragón, es una afición demasiado exigente y poco animadora. Vaya chasco se llevaron todos ellos.

Se sabía que era una fecha especial, pues nuestro equipo cumplía 75 años. El socio número 1 realizó un merecido saque de honor. La afición preparó un tifo memorable, en el que se podía ver la foto de la primera alineación del Real Zaragoza, apoyada de la frase "Almirantes del cielo; el sentimiento que forjasteis". Todo el campo participó de él.Se celebró el golazo de Diegol de manera apoteósica, como si de una final de Champions se tratara. Se apoyó en todo momento al equipo, se apludió a aquellos a los que otros días se ha silbado....pero el momento estelar llegó al final. Mientras el Atlético acosaba la meta de César, y el Zaragoza no encontraba su rumbo, todo el campo coreó el himno.

Bajo las palmadas acompasadas se oía el "La Romareda vibrará y el cachirulo se alzará como un gigante es el equipo aragonés, el Zaragoza es la afición con once grandes del balón y una leyenda con trofeos al mejor". Todo el campo era un rugir constante (hasta tres veces se coreó el himno) y ni los más viejos del lugar recordaban algo de ese estilo, quizás sólo superado por aquella maravillosa promoción ante el Murcia.

Y se ganó, porque, como dice nuestro himno...."A ganar, a ganar, el Zaragoza va a ganar, a ganar, a ganar, el Zaragoza ganará".