Por fin alegría

Victoria. Y sin sufrir. Todo un éxito. El Real Zaragoza ha asimilado dos aspectos del decálogo de Ander, y sumado a un adelantamiento suicida de la defensa murciana, ha vemncido 3-1 con doblete del Pichichi Milito (gracias Diego) y otro de Oliveira. Individualmente todos correctos, colectivamente rasgos de mejoría. Queda de camino, pero en el pensamiento está el inicio. Poco a poco. Ahora, al Sardinero.

Lo cierto es que el Real Zaragoza ha sido un reflejo del División de Honor. Cerrados atrás, aprovechando las contras y esa dosis de suerte que tiene Garitano. Ha sido David de Coz el encargado de adelantar al Zaragoza en el marcador. Cuando el equipo no salía de su área, García cabalgó a lomos de su caballo y puso una bola que hizo buena el ex xerecista con un fallo garrafal que aprovechó Oli para machacar a Notario.

La segunda parte sí ha servido para ver nuevas cosas. Una de ellas, el escalonamiento de los mediocampistas, que hacía que los pases fueran más cortos y el cierre más seguro. Luccin ha cuajado uno de sus mejores partidos y Zapater ha intentado mejorar para ser el de siempre. El Zaragoza no ha encontrado excusas para no aprovechar el plantemianto de Alcaraz, y lo ha fusilado. Con huecos, Diego Milito ha hecho el segundo regateando al portero, y un puñado de buenas ocasiones sin definición se han sucedido. Así, hasta que García le ha puesto otro balón a Diego, que ha marcado de disparo vertiginoso.

En la última jugada del partido, y nuevamente a balón parado, el Murcia ha hecho el gol del honor con un remate en el segundo palo de Iván Alonso, a saque del Torito Aquino. Victoria dulce, que es la vida para el Zaragoza. Ander tiene otra semana para ensayar conceptos. El triunfo respalda la moral. Como equipo, el Zaragoza debe renacer. Individualmente, tenemos oro.