jueves, 17 de enero de 2008

Siempre Zaragoza

El Real Zaragoza quedó ayer apeado de la Copa del Rey. Era algo que entraba dentro de una lógica que nos dice que no se puede cambiar de la noche a la mañana. Garitano tiene mucho trabajo por delante, y eso se tiene que ir viendo reflejado en el campo con el paso de los partidos. Yo tengo confianza en él y en nuestros jugadores, que espero que se den cuenta que Víctor Fernández no era el único culpable de la mala situación del equipo. Ahora tendrán que sacar todo lo mejor de si mismos, para con la ayuda de Ander, reconducir la marcha del grupo.

Del partido copero de ayer poco que decir. Nos ganó un equipo, que sobre el papel no es superior a nosotros, como tantos otros, pero que está haciendo una muy buena temporada y que ahora mismo le sale todo. Nos superó en todo momento, corriendo, presionando y tocando el balón de manera muy sutil, y sin complicarse la vida. Porque aunque no tienen mejores jugadores que los nuestros, tienen el mérito de haber conseguido formar un equipo, en todo el sentido amplio de la palabra, sin individualidades.

De todas formas, el partido lo empezamos de maravilla, ya que saliendo a la contra conseguimos adelantarnos en el marcador y pudimos haber puesto más tierra de por medio si Oliveira no se hubiera entretenido cuando ya había superado al portero del Racing y sólo tenía que marcar a puerta vacía. Pero cómo a perro flaco todo son pulgas, Pinillos se lo impidió en el último momento. Luego en unos minutos se fue todo al traste. Lo de siempre, en cuánto nos meten un gol, nos venimos abajo. Y eso fue lo que ocurrió tras el tanto del empate del Racing. Perdimos el poco control del partido que teníamos y ya no eramos capaces de salir al contragolpe. Bueno, sólo lo hicimos una vez con un balón largo a Oliveira, que cayó al borde del área rival, posiblemente derribado por Garay, pero de lo cuál no quiso saber nada el árbitro. Además Ayala tuvo que dejar su puesto a Juanfran, porque en los primeros momentos del partido, Tchite le propinó una patada en la cara al intentar hacer una chilena. Desde entonces el argentino jugó mareado, e incluso no se percató que desde la banda lo reclamaban para ser sustituido. Estoy seguro que eso hizo que en el tanto del empate cántabro, no estuviera atento a salir para dejar en fuera de juego al jugador rival. Da igual. La cuestión es que enseguida, en otro balón colgado, el Racing consiguió su segundo gol. Fue Oriol, el que remató de forma increíble, anticipándose a Paredes y haciendo un escorzo en el aire consiguió alojar la pelota fuera del alcance de César, que dicho sea de paso, pudo hacer bastante más, ya que reaccionó tarde y mal.

Decir también que Garitano reorganizo la defensa del Zaragoza, que inicialmente formaba con Chus Herrero en la derecha, Paredes en la izquierda y Sergio y Ayala en el centro. al entrar Juanfran, fue Paredes el que ocupó el puesto de central izquierdo dejado por el argentino. Igual hubiera sido mejor poner a Chus de central y a Diogo de lateral, y dar entrada a Sergio García o D'Alessandro para cubrir el interior derecho, que en principio era del uruguayo. Pero Ander tomó esa decisión y hay que respetarla. De aquí al descanso lo único reseñable es que Garay casi nos casca el tercero con un tiro desde su campo viendo adelantado a César que salvó la jugada en la misma línea de meta.

Se esperaba que el Zaragoza saliera con ánimos renovados tras el descanso, pues aunque la cosa pintaba mal, la verdad es que sólo estábamos a un gol de pasar la eliminatoria. Pero había que conseguirlo, y el inicio del segundo acto fue más de lo mismo del final del primero. Un Racing dominador, ante un Zaragoza temeroso, que era incapaz de hilvanar cuatro pases seguidos. Ander buscó mas mordiente con la entrada de Sergio García por Diogo. Pero al poco rato, en la enésima falta que nos pitó Bernardino, hicimos muchas pero en esta se equivocó pues no había nada, el Racing aprovechó la pasividad de nuestro equipo para meternos el tercero mediante un chute desde la frontal de Óscar Serrano, que entró cómo un obús por toda la escuadra derecha de la meta de César.El delirio se apoderó del Sardinero y la desolación se alojó en los peñistas que tanto estamos sufriendo este año en el Bar de Bauti. Vaya pepas estamos hechos, ni las hermanitas de la caridad conceden tantos presentes. Todo parecía perdido. Garitano puso sobre el campo a D'alessandro por Óscar, para ver si el argentino conseguía hacer alguna de las suyas, que hiciera que el Zaragoza se acercara en el marcador. No fue él, sino su compatriota Diego, él que a diez minutos del final consiguió el segundo gol maño, en el primer disparo entre palos en toda la segunda mitad, y así meter el miedo en el cuerpo a la parroquia local. El milagro estaba cerca, pero el Racing no se amedrentó y volvió a la carga hacía la meta de César, forzando a Bernardino a pitar un penalty en una jugada embarullada en el área visitante. Garay no perdonó, y el Zaragoza se despidió de la Copa.

En fin, ahora toca trabajar y trabajar para tratar de llegar lo mejor posible al partido del domingo en La Romareda frente al Murcia. Hay que ganar cómo sea, dentro del marco de lo civil, pero ahora mismo me da igual el juego. Eso ya llegará, si llega. Lo primordial es conseguir una victoria, para empezar a vislumbrar la salida en este largo túnel al que nos hemos visto abocados esta temporada. Mucha suerte Ander!

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