Derrota final

La final del Carranza avivó las dudas de la previa y no fumigó los problemas de la semifinal. Pese a todo, el equipo volvió a ir de menos a más, algo tampoco difícil cuando el menos está a un nivel realmente lamentable.

El Real Zaragoza sólo visitó la guarida de Doblas en una ocasión la primera mitad. Fue un pase largo de Celades y un remate insulso de García. Sin noticias de un Aimar desquiciado en sus protestas, leves apariciones de un Milito deplorable en cuanto a forma, y un mediocampo bastante comedido en la creación fueron las claves del desastre de la primera función. Atrás se arreglaron cosas del día anterior, quizás por ser Pavón el acompañante de Ayala, y muy probablemente por la nula capacidad ofensiva de un Cúper que si tuviera a Maradona, lo pondría de central. Ayala mejoró, tampoco era difícil, pero sigue a una distancia considerable de ser el Mesías que han vendido.

La inclusión de Oliveira, además de significar que el Zaragoza jugaba ya con diez, retomó la actividad en el lado de arriba. El terreno se inclinó, y Cúper lo compensó acumulando gente atrás. Más difícil que las obras en el Puente de Piedra se pusieron las cosas, pero Víctor reaccionó, sacó del campo a Aimar, introdujo a Matuzalem y de paso metió a Nico para darle otro aire al equipo. Con Matu el fútbol parece otro, con D´Alessandro también, aunque sea algo distinto al imaginable. Andy imaginó, dio detalles, tocó de primeras y le dejó una falta a Oliveira, algo impensable meses atrás. Si controla su carácter, este es su año.

El gol llegó, tras varias ocasiones, como menos se podía esperar, y como más se le iba a hinchar la vena a Cúper. A la contra, con Oliveira de timón (le pones el Everest y se lo sube), el balón llegó a García. El catalán, que había marrado varias instantes antes, cambia el ritmo, se la lleva y de un zurdazo acaba con la muralla y da una alegría a la afición del Carranza.

Los penaltis fueron otra historia, fallaron Óscar y Oliveira y, aunque Vallejo, correcto en todo el choque, paró uno, el Betis se llevó el Trofeo. El Zaragoza sigue sin encontrarse, y lo peor es que sólo algunos le buscan. Pese a todo, ilusión en pie y Murcia a la vista. Que los piratas Aimar y Milito se suban al barco.