El Real Zaragoza había pactado en la previa un nuevo contrato. Claúsula primordial la de la victoria. El Real Zaragoza ha logrado que el contrato no se rompa. Algo es algo. Eso sí, la fantasía, la imaginación y el buen juego todavía se buscan por parte blanquilla.
El Zaragoza ayer se encontró con el aliado de la suerte. Recurrir a este fenómeno es tan lamentable cuando se pierde como cuando se gana, pero el hecho es que así ocurrió. Si Koné hubiera acabado lo que empezó, si Kanouté hubiera embocado nada más aparecer o si César no fuera el mejor César en 2 años, el contraro sí estaría roto.
Víctor apostó de inicio por un doble pivote insulso, pero contundente. Bueno, contundente en uno de los miembros del pegote victoriano. Zapater, en el centro, es Zapater. Luccin, en el centro...es una lacra. Como en todos los sitios, claro. Así Luis Fabiano, en fallo....garrafal (es decir, de Luis Fabiano) avivó el sonido de viento que se había oído tímidamente en la salida de los guerreros. La pelota circulaba de lado a lado y los zaragocistas viajaban tras él como pollos sin cabeza. A destacar en lo ofensivo tres jugadas. Las tres pasaron por los pies de Oliveira y las tres se fueron al traste conforme las tocó el brasileño. Se vino el descanso con tambores de guerra.
Y se acabó con la entrada de D´Alessandro por el difuso Oliveira. Oli estaba deplorable mientras Benji salvaba los muebles. Entonces, bocadillo en los interiores del organismo de los sufridos aficionados, Koné llevó la comida de nuevo a la boca. Internada magistral, el Zaragoza con la Olympus, revelando las fotos de Messi. El africano se marcha hasta de César. Pero había regateado hasta a su cerebro. La echó fuera. Resoplido. Silbidos. Entonces, en fulgurante combinación de los dos argentinos, centrados como casi nunca, Aimar forzó una falta. D´Alessandro, el ovacionado, la enchufa por el lado de Palop mientras el valenciano se preguntaba cómo le había ocurrido, como D´Alessandro había metido una falta.
Entonces se calmaron los ánimos. Juande, en una especie de ataque de locura, quitó a Koné y a Navas que había sido pesadilla de Juanfran. Pero metió a Kanouté. Y sólo tuvo que tocar una pelota el malí para volver a asustar al Zaragoza. Entonces, cambió. Se marchó Milito y entró García. Impresionante como este chico se mete a una afición en el bolsillo. García salió como el profeta y encumbró la apariencia en dos acciones. Un controlito y un pasecito. Faltaba lo mejor. Había entrado Óscar, entre el cisma de la afición. Había avisado un par de veces más el Sevilla. También Poulsen había dado madera. Óscar se revolvió en banda, se centró, combinó y adelantó para García. Sólo. Con Palop. Cara a cara. García escogió la mejor opción y la ejecutó perfecta. Vaselina. Globo. Golazo. Grito total. Contrato por limar. Si se gana al Aris, quizás las cosas pinten de otra forma.
El uno a uno:
César: 8: Bestial el castellano. Está en su mejor forma. Muy seguro en todos los lances, sólo se le reprocha una mala salida ante Koné.
Cuartero: 6.5: Subió con más acierto que Diogo. Y eso que físicamente no es un portento. Nunca se le acusará de falta de compromiso.
Sergio: 7.5: De la defensa el mejor....una vez más. Se fajó.
Pavón: 5.5: Muy blando y horrible en la salida de pelota
Juanfran: 5: Navas lo volvió loco. Peleó todos los balones, pero está desacertado.
Luccin: 4: Horroroso. No se encuentra. Muy disperso.
Zapater: 6.5: Al menos murió. Su grito al final, lleno de furia.
Gabi: 5.5: Técnicamente flojito. Se entregó también.
Aimar: 6: En la banda inexistente. En el centro apareció. Otro que se vació.
Oliveira: 0: Tocó tres, perdió las tres.
Diego Milito: 2: De los peores partidos que se le recuerdan.
D´Alessandro: 7: Dos bobas, un gol, y el público en el bolsillo. Debe jugar.
García: 8.5: Lo tenemos enchufado, sí, pero es que lo merece. Golazo, clase, y ovación enorme.
Óscar: 7: El perdonado, salió y dio un pase de gol.