Ostracismo inexplicable

Miguel Linares es un delantero aragonés de 24 años. Milita en el Barbastro C.F de la Segunda División B. Ha logrado tres goles en dos partidos, lo que ha supuesto que el equipo altoaragonés haya conseguido 4 puntos en su primera temporada en la División de Bronce.
Pero el suyo es un caso especial. Uno más. Como tantos otrós que se vieron obligados a salir del filial del Zaragoza y ahora destacan, ya sea en categorías inferiores o incluso en Primera. Hablo de Arbeloa, de Sorribas, de Camacho (aunque luego volvió) o de Garcia Granero.
A Linares se le fichó como el jugador más prometedor de Aragón para el filial. Había logrado un porrón de tantos con el Utebo en Tercera y su progresión era innegable a la vez que meteórica. Pero fue llegar al filial, y se truncó la progresión.
Llegó a jugar tres o cuatro partidos, incluso creo que marcó algún tanto. Pero empezó a no contar para Solana (entrenador entonces del filial) y en diciembre se marchó al Huesca. Tampoco rindió.
¿Por qué ahora en el Barbastro está demostrando lo gran jugador que es? Muchos dicen que se fue, mejor dicho, que empezó a no jugar con el Zaragoza por un tema de drogas o alcohol. Es un tema muy grave, y esas acusaciones del entorno del cuerpó técnico del filial molestaron mucho al chaval. Otros dicen que el entorno del jugador le estaba metiendo ideas en la cabeza perjudiciales para el club, y que por eso se le dio la carta de libertad.
Pero una fuente del que escribe ha comentado que no es así. Que eso se ha filtrado por parte del club para quedar bien. Que los motivos no se saben aunque se puede deber a que el chico pedía demasiado dinero para su temprana edad.
Está claro que las cosas se han hecho mal. No puede ser que el Huesca y el Barbastro estén una categoría por encima del filial zaragocista. No quiero decir que no desee que estén en Segunda B, pero el filial debería estar ahí también. Porque en el Zaragoza deben estar los MEJORES JUGADORES DE ARAGÓN. Y no es así.